Dispositivos de contención y equipamiento ITS para carreteras de alta capacidad

La seguridad vial en carreteras de alta capacidad requiere soluciones que combinen protección física, monitorización inteligente y cumplimiento normativo. Los Sistemas Inteligentes de Transporte (ITS) representan hoy la evolución de las infraestructuras, integrando barreras de seguridad vial inteligentes, sistemas de contención avanzados y tecnologías de sensorización y monitoreo, todo alineado con la normativa europea UNE EN 1317. Este artículo detalla cómo estos dispositivos contribuyen a una gestión eficiente, segura y sostenible de las carreteras modernas.

Dispositivos de contención: pretiles, barreras y atenuadores

Los sistemas de contención avanzados son esenciales para prevenir accidentes y minimizar daños en caso de colisión. Entre ellos destacan:

  • Barreras metálicas y de hormigón: Dispositivos rígidos o flexibles que cumplen con la normativa UNE EN 1317, asegurando un nivel de contención adecuado según el tipo de vía y el entorno.
  • Pretiles metálicos: diseñados para carreteras o vías urbanas, para bordes de puentes, coronación de muros o segregación de carriles y protección de usuarios vulnerables. Por ejemplo, los modelos Metaurban®, META13® y META16®,
  • Terminales y atenuadores de impacto: absorben la energía de los impactos frontales, reduciendo la gravedad de los accidentes y protegiendo tanto a ocupantes como a la Modelos como P2, P3, P4, T50, y atenuadores C80 P1600, C110 D1600.

Integración con Equipamiento ITS

Estos dispositivos no sólo cumplen funciones de contención, sino que, al integrarse con la tecnología ITS (Sistemas Inteligentes de Transporte), permiten detectar prevenir accidentes, reducir cifras de siniestralidad y mejorar la gestión del tráfico.

La implementación de equipamiento ITS transforma estos sistemas de contención en elementos inteligentes dentro de las carreteras de alta capacidad. Las principales funcionalidades incluyen:

  • Sensorización vial: Cámaras, radares y detectores de velocidad que miden el flujo de tráfico, densidad vehicular, condiciones meteorológicas adversas, anomalías en la vía o incluso siniestros.
  • Alerta al conductor en tiempo real: Permite la activación de señalización dinámica y mensajes variables al conductor que transita por la vía permitiéndole ser consciente de los riesgos existentes y tomar decisiones más seguras. También pueden lanzarse avisos en tiempo real al ordenador de a bordo del vehículo o a aplicaciones de gestión de tráfico en los teléfonos móviles.
  • Gestión y mantenimiento predictivo ITS: Los datos recogidos por los dispositivos inteligentes facilitan planes de mantenimiento proactivo, optimizando costes y asegurando la disponibilidad de los sistemas de contención.
  • Datos e información útil para la administración: Los datos recogidos por los dispositivos inteligentes permiten conocer mejor las condiciones del tráfico, las ubicaciones o momentos del día de mayor probabilidad de accidente, o cualquier otra información útil para la toma de decisiones por parte del gestor de la carretera.

Por ejemplo, los pretiles Metaurban® SMART o las barreras existentes a las que se haya colocado la solución PlugSmart® Pro pueden transmitir alertas de velocidad excesiva, vehículos detenidos o incidencias, convirtiendo la infraestructura en un sistema de seguridad vial activa.

Normativa y certificación

Todos los dispositivos de contención que se integran con ITS están homologados bajo la UNE EN 1317, lo que garantiza:

  • Nivel de contención adecuado según la masa y velocidad de los vehículos.
  • Ensayos de impacto certificados en laboratorios
  • Integridad estructural y seguridad para los ocupantes en caso de colisión.

La tecnología avanza muy rápidamente, así como las soluciones ITS que se apoyan en ella y que el sector privado está sacando al mercado continuamente. En los próximos años las administraciones europeas y nacionales irán desplegando nuevas normativas para coordinar el despliegue de sistemas ITS vinculados a la infraestructura para facilitar su interrelación y optimizar la explotación de los datos que generan.

Beneficios de la integración ITS en carreteras de alta capacidad

La combinación de dispositivos de contención y equipamiento ITS aporta múltiples ventajas:

  • Mejora de la seguridad vial activa, alertando a los conductores sobre incidentes y condiciones adversas.
  • Reducción de costes por accidentes y mantenimiento gracias a la monitorización
  • Optimización del flujo de tráfico mediante señalización dinámica y datos de densidad
  • Cumplimiento normativo y garantía de calidad para licitaciones y proyectos públicos.

Esta integración permite a las administraciones y operadores de infraestructuras tomar decisiones basadas en datos reales, promoviendo carreteras más seguras, eficientes y sostenibles.

Los equipamientos ITS combinados con sistemas de contención avanzados, como pretiles metálicos, barreras homologadas y atenuadores de impacto, representan la nueva generación de infraestructura vial inteligente. La tecnología SMART, aplicada a dispositivos de contención, permite no solo proteger a los usuarios, sino también transformar la gestión de las carreteras en un proceso más eficiente, proactivo y conforme con la normativa UNE EN 1317.

Si quieres conocer más a fondo sobre este tema, accede al siguiente enlace donde encontrarás un estudio técnico destinado a bordar la importancia de los Sistemas de Transporte Inteligente.


Salidas de vía en España (2017-2023): radiografía de un siniestro letal

En el estudio sobre la Prevención de las salidas de vía mediante Sistemas de Transporte Inteligente (ITS). Soluciones para reducir la siniestralidad del Instituto Universitario de Tráfico y Seguridad Vial (INTRAS) para Metalesa examina los 80.329 siniestros por salida de vía registrados por la DGT entre 2017 y 2023.

El dato supone que una de cada tres colisiones interurbanas (33,5 %) responde a esta tipología y que, en términos absolutos, se producen cerca de 12.000 salidas de vía cada año. Su repercusión es desproporcionada: provocan el 39,5 % de los fallecidos y el 35,7 % de los heridos graves en carreteras interurbanas, con una letalidad del 3,9 % frente al 2,8 % observado en otros accidentes. La tendencia apenas mejora; de hecho, la participación de las salidas de vía en la siniestralidad total ha pasado del 32 % en 2017 al 34,2 % en 2023, manteniendo estable el entorno de 500 víctimas mortales y más de 1.500 lesionados graves cada ejercicio.

Dónde y cuándo ocurren

  • Tipo de vía: el 53,9 % tienen lugar en carreteras convencionales de calzada única; autovías (20 %) y dobles calzadas (13,5 %) completan el reparto.
  • Horario: la noche concentra el riesgo. Entre las 23 h y las 7 h, el 40 % de los accidentes mortales son salidas de vía; entre las 2 h y las 5 h la proporción se eleva a dos de cada tres.
  • Condiciones adversas: con lluvia fuerte, granizo o niebla intensa, prácticamente la mitad de los siniestros (≈ 50 %) terminan fuera de la calzada; si no hay luz natural ni artificial, el porcentaje roza el 48 %.

Perfil del accidente

Aunque las curvas duplican la probabilidad de salida respecto a otros accidentes (52,5 % frente a 27,5 %), el 47,5 % suceden en recta, desmintiendo la idea de que solo las zonas sinuosas son críticas. Se trata, además, de colisiones casi siempre univehiculares: en el 92,5 % de los casos participa un único vehículo, cuya antigüedad media (12,4 años) supera en dos ejercicios al parque implicado en el resto de siniestros. Los conductores representan el 78,4 % de los fallecidos y los pasajeros un 20,7 %; los peatones apenas alcanzan el 0,9 %.

Evolución y gravedad

El período estudiado muestra una ligera caída en heridos graves, pero no en fallecidos, que en 2023 marcan el máximo de la serie (539). En los siniestros graves o mortales por salida de vía, casi uno de cada cinco lesionados pierde la vida (18,8 %) y un 57,4 % sufre heridas graves, porcentajes claramente superiores a los del resto de accidentes severos (14,5 % y 52,1 % respectivamente).

Factores de riesgo recurrentes

El estudio asocia la salida de vía al exceso de velocidad, la distracción, la fatiga y la baja visibilidad. Si bien no profundiza en soluciones en esta sección, subraya la importancia de estas variables como desencadenantes y sugiere que la salida de calzada sigue siendo el siniestro interurbano de mayor letalidad relativa para conductores y ocupantes.

En síntesis, los datos confirman que la salida de vía es el accidente más mortífero en la red interurbana española y que su incidencia apenas se ha reducido en la última década. Su elevada gravedad, su afinidad con tramos convencionales, condiciones nocturnas y climatología adversa, y el predominio de vehículos antiguos obligan a mantener la atención sobre esta tipología.


Los pretiles también protegen a los motociclistas

La siniestralidad entre motoristas continúa siendo uno de los grandes desafíos en materia de seguridad vial en España. Solo en 2024, 286 motociclistas perdieron la vida en vías interurbanas, y la cifra total de fallecidos en la última década asciende a 2.385 víctimas, lo que supone un incremento del 33 % respecto a 2015.

Las salidas de vía siguen siendo la principal causa de estos siniestros, especialmente en carreteras convencionales. En mayo de 2025, el 58 % de los accidentes mortales con motocicletas implicadas tuvieron este origen.

A esta realidad se suma el constante llamamiento de la comunidad motera, que denuncia en concentraciones y foros especializados los riesgos de los denominados “guardarraíles asesinos”, reclamando soluciones reales y seguras que protejan al usuario más vulnerable de la vía. 

Radiografía reciente de la siniestralidad motociclista

Magnitud del problema

  • Víctimas mortales 2024: 286 (datos provisionales DGT).
  • Tendencia 2015-2024: +33 % (224 → 289 fallecidos).
  • Usuarios vulnerables 2025: 33 muertos en mayo (descenso global, pero las salidas de vía siguen al alza).
  • Accidentes con múltiples víctimas: +15 % en 2024.

Las salidas de vía, las colisiones frontales y los alcances representan un alto porcentaje de los siniestros con motoristas implicados. A estos escenarios se suman factores agravantes como el exceso de velocidad, el consumo de alcohol y, especialmente, la ausencia de infraestructuras de protección adecuadas.

Sin sistemas de contención diseñados específicamente para este colectivo vulnerable, las consecuencias de un accidente pueden ser especialmente graves, tanto en entornos interurbanos como urbanos.

Los moteros claman por barreras seguras en ciudad: una deuda pendiente

En comunidades moteras como V-Strom Club, Motostrail o Deauvilleros, es habitual encontrar testimonios que denuncian el peligro de los guardarraíles convencionales. Calificados por muchos como auténticas “cuchillas”, estos sistemas metálicos suponen un alto riesgo de amputaciones en caso de accidente.

La creciente sensibilidad social exige soluciones que, además de contener impactos, sean capaces de absorber energía y proteger al usuario vulnerable. Sin embargo, hasta ahora no existían barreras certificadas específicamente diseñadas para entornos urbanos que respondieran a esta necesidad.

Respuesta de Metalesa: Metaurban® N2 con SPM

Consciente de esta necesidad, Metalesa lanza el primer pretil urbano con Sistema de Protección de Motociclistas (SPM) certificado con marcado CE en España. El nuevo Metaurban® N2:

  • Cumple UNE-EN 1317 (contención) y UNE 135900 (protección de motoristas) tras superar todos los crash-tests exigidos.
  • Incorpora un perfil inferior continuo que evita el impacto directo contra postes o bordes duros.
  • Puede integrar iluminación y sensores SMART que envían alertas en tiempo real al centro de control tras una colisión.
  • Ofrece clasificación N2-W2-A, apta para segregar carriles bici, zonas bus-VAO o medianas urbanas.

Beneficios concretos

Beneficio Impacto sobre la seguridad del motorista
Reducción de intrusión Evita contacto con aristas metálicas, disminuyendo amputaciones y lesiones torácicas.
Continuidad superior Facilita deslizamiento controlado del cuerpo, minimiza golpes bruscos.
Certificación CE Garantiza comportamiento predecible y resistencia estructural ante impactos reales.
Versión SMART Aviso inmediato a servicios de emergencia; reduce el tiempo de respuesta.

Las cifras no engañan: los motoristas siguen siendo uno de los colectivos más vulnerables en nuestras carreteras. Una realidad que no solo denuncia la comunidad motera, sino que también reflejan las normativas vigentes.

Hoy más que nunca, implementar barreras seguras no es una opción: es una responsabilidad para administraciones y gestores del entorno urbano.

¿Necesita información técnica, pliegos de prescripción o un estudio de viabilidad para su proyecto? Escríbanos a info@metalesa.com y dé el primer paso hacia infraestructuras verdaderamente seguras.


Transiciones entre sistemas de contención de vehículos: Evaluación y recomendaciones.

El artículo aborda la importancia de las transiciones entre sistemas de contención de vehículos, destacando su papel fundamental en la continuidad de la seguridad vial. Las transiciones no son simples uniones, sino sistemas de contención en sí mismos que deben cumplir con estrictos requisitos para asegurar la protección de los usuarios. Se exploran los avances normativos recientes, como la EN 1317-10:2024 y la Nota Técnica 01/2024, que proporcionan un marco más claro para la evaluación de las transiciones, y se presentan metodologías de ensayo, incluyendo pruebas a escala real, simulaciones numéricas y reglas de diseño. Asimismo, se discuten los desafíos prácticos y las soluciones innovadoras para integrar de manera efectiva las transiciones en los proyectos viales, subrayando la necesidad de un enfoque colaborativo entre fabricantes, ingenieros y autoridades para garantizar los más altos estándares de seguridad vial.

Introducción

Las transiciones entre sistemas de contención de vehículos son elementos fundamentales que permiten la conexión segura y efectiva entre diferentes tipos de barreras y/o pretiles, garantizando una continuidad en los niveles de contención y, por tanto, la seguridad vial por salidas de vía. A lo largo de la historia, el desarrollo de estas transiciones ha evolucionado desde soluciones improvisadas hasta sistemas altamente estudiados y regulados.

Con la aparición de requisitos específicos en normativas nacionales e internacionales como la MASH (Manual for Assessing Safety Hardware) (I) en Estados Unidos o la EN 1317 (II) en Europa, se establecieron métodos de ensayo para evaluar transiciones. Las pruebas comenzaron a incluir escenarios específicos para vehículos ligeros y pesados, considerando cómo las diferencias en rigidez y altura podían influir en los impactos. Con ello los fabricantes comenzaron a colaborar con laboratorios de ensayo para desarrollar transiciones certificadas que garantizaran la compatibilidad entre sistemas específicos. Hoy en día las transiciones son elementos esenciales como sistemas de contención de vehículos, y los esfuerzos están centrados en establecer criterios de ensayo y diseño novedosos con los que resolver la complejidad que tiene adecuar cualquier escenario que se pueda dar en la carretera, apostando por soluciones viables y rigurosas, como por ejemplo la combinación de pruebas virtuales y ensayos físicos para optimizar el diseño de las transiciones y reducir costos.

Las transiciones entre sistemas de contención de vehículos son elementos críticos que permiten asegurar una transición gradual de rigideces, garantizando la continuidad en el nivel de seguridad al pasar de un tipo de barrera y/o pretil a otro.

A menudo se subestima la importancia de las transiciones, considerándolas simples uniones entre barreras, pero la realidad es que cada transición debe funcionar como un sistema de contención en sí mismo, con propiedades definidas de comportamiento ante impactos.

Las transiciones no solo permiten el cambio entre diferentes tipos de sistemas de contención, sino que también aseguran que este cambio se realice de manera controlada y segura, minimizando el riesgo de accidentes y proporcionando una protección continua para los usuarios de la vía. La ausencia de una transición adecuada podría generar puntos potencialmente peligrosos, donde la capacidad de contención del sistema se vea comprometida, lo cual podría resultar en consecuencias graves en caso de colisión. Es por esto que las transiciones deben ser diseñadas y evaluadas con el mismo rigor que el sistema de contención en sí mismo.

Este artículo tiene como objetivo clarificar el concepto de transición y presentar los avances más recientes en su evaluación y certificación, así como mostrar ejemplos prácticos de transiciones implementadas y evaluadas siguiendo las directrices actuales. Además, se abordarán las metodologías de ensayo y simulación que se utilizan para verificar el rendimiento de las transiciones, destacando la importancia de una correcta implementación de estos sistemas en la infraestructura vial. También se analizarán los desafíos que enfrentan estas transiciones en la práctica y las soluciones que se han desarrollado para superarlos, con un enfoque en la normativa vigente y en los casos de éxito que se han observado en proyectos recientes. Asimismo, se destacará la necesidad de una colaboración más estrecha entre fabricantes, ingenieros y administraciones públicas para garantizar que las transiciones cumplan con los más altos estándares de seguridad y eficiencia.

Contexto normativo

En Europa, la normativa EN 1317(II) regula los sistemas de contención de vehículos, incluidas las transiciones, que están cubiertas por la parte 4. Sin embargo, hasta la fecha, esta parte nunca ha sido armonizada para obtener un marcado CE, como ocurre con los pretiles, barreras o atenuadores de impacto.

En enero de 2024, la parte 4 de la norma EN 1317(II) fue derogada y reemplazada por tres documentos:

  • CEN/TR 1317-10:2024(III): Informe técnico que establece metodologías para evaluar transiciones entre sistemas de contención de vehículos.
  • CEN/TS 1317-7:2024(IV): Especificación técnica que aborda la caracterización de las prestaciones y métodos de ensayo para terminales de barreras de seguridad.
  • CEN/TS 1317-9:2024(V): Especificación técnica que detalla los ensayos de impacto y métodos de ensayo para tramos de barrera desmontables.

Estos documentos proporcionan directrices actualizadas para la evaluación y diseño de transiciones, terminales y tramos de barrera desmontables como sistemas de contención de vehículos. Sin embargo, no son documentos armonizados por la parte 5, por lo que no es posible la obtención del marcado CE tras evaluarlos de acuerdo a estos documentos.

La parte 10 de la EN 1317(II) es un informe técnico que describe diferentes enfoques para la evaluación de las transiciones entre sistemas de contención. Estos enfoques incluyen ensayos a escala real, simulaciones numéricas, y simples reglas de diseño para situaciones menos complejas.


Imagen 1. Resumen de los métodos de evaluación del informe técnico CEN/TR 1317-10:2024.

Cada administración europea tiene la libertad de decidir qué metodología adoptar, lo que ha llevado a diferencias significativas en la regulación y aceptación de transiciones en distintos países.

En lo que respecta al ámbito español, hasta la aparición de la Nota técnica 01/2024(VII) sobre documentación requerida a los sistemas de contención de vehículos, en la que se aclara que las transiciones están exentas de marcado CE y se evalúan con alguno de los métodos recogidos en el CEN/TR 1317-10:2024(III), la Orden Circular 35/2014(VIII) del Ministerio de Transportes y Movilidad Sostenible establecía que se emplearán transiciones de forma semejante a las empleadas en el ensayo en el que se obtuvo el marcado CE. Sin embargo, como el marcado CE es de las barreras o los pretiles, surge una confusión porque no se define con claridad cómo deben evaluarse las transiciones. En la práctica, los fabricantes emplean detalles constructivos que se colocan en los extremos de las barreras y pretiles en el ensayo. Estos elementos de finalización no se evalúan formalmente, pero luego se utilizan como soluciones para la transición. Éste es un defecto de la normativa actual, ya que no aclara que una transición es un sistema de contención en sí mismo que debe ser evaluado de forma independiente y combinando los sistemas que se desea unir.

Imagen 2. A la izquierda el detalle constructivo habitual en ensayos tipificados en la UNE-EN 1317-2:2011(IX) en laboratorio acreditado de un sistema de contención de vehículos de nivel H2. A la derecha el mismo sistema instalado en obra siguiendo el detalle constructivo.

Otro ejemplo de guía que regula transiciones es la normativa francesa NF058(IX). Esta norma establece un método para evaluar las transiciones entre sistemas de contención de vehículos basándose en una combinación de ensayos a escala real y simulaciones numéricas para validar su rendimiento. En la NF058(IX) se clasifican las transiciones en diferentes clases según las características de los sistemas a conectar, sus parámetros de deformación y la existencia de piezas específicas de transición. Dependiendo de la complejidad de la transición, se pueden aplicar verificaciones documentales, simulaciones numéricas o una combinación de ensayos físicos y simulaciones para garantizar la seguridad y la continuidad de la contención entre los sistemas conectados, de tal forma que se plantea una metodología que sigue parte del ámbito regulatorio del CEN/TR 1317-10:2024(III).


Imagen 3. Resumen de los métodos de evaluación de la norma NF058 (IX).

Ampliando el ámbito internacional, la norma estadounidense MASH(II) proporciona directrices claras para la evaluación de transiciones entre sistemas de contención de vehículos. Se enfoca en asegurar que las transiciones ofrezcan un rendimiento adecuado mediante pruebas a escala real y simulaciones, garantizando así una transición segura y efectiva al pasar de un tipo de barrera a otro.

Cabe destacar también que, en regulaciones de algunos países sudamericanos como Colombia o Paraguay, se han adoptado normativas basadas en estándares internacionales, como la EN 1317(II) y MASH(I), con adaptaciones específicas a cada país. Estas regulaciones también establecen un marco claro para la evaluación de las transiciones, considerando las características y necesidades propias de cada territorio.

Un aspecto relevante en el desarrollo o evaluación de transiciones es el empleo de la norma UNE-EN 16303:2021(VI). Esta norma tiene como propósito establecer los requisitos y metodologías para la validación y verificación de modelos numéricos que se utilizan en simulaciones de sistemas de contención de vehículos. Esto incluye la evaluación de modificación de barreras, pretiles y otros sistemas como las transiciones, garantizando que los modelos sean representativos de la realidad para asegurar la fiabilidad de los resultados de las simulaciones.

En el caso de evaluación de transiciones, la parte 10 de la EN 1317(II) contempla el empleo de simulaciones reguladas por la norma UNE-EN 16303:2021(VI) para las evaluaciones de transiciones Tipo B, esta norma es especialmente útil porque proporciona un marco estructurado para validar modelos numéricos que permiten simular el comportamiento de estos elementos. Las transiciones requieren una evaluación detallada para garantizar que la interacción entre sistemas de contención sea segura y eficaz, y la UNE-EN 16303:2021(VI) permite que estas simulaciones sean una representación fiel de las pruebas físicas, asegurando que se cumplan las expectativas de seguridad antes de la implementación en campo. Esto es crucial para optimizar el diseño y reducir la limitación que suponen los ensayos a escala real.

Analizando el contexto normativo, se pone de manifiesto que, en las distintas normativas que regulan el uso de sistemas de contención de vehículos, las transiciones son un elemento fundamental. En los últimos años, se han desarrollado soluciones innovadoras para su evaluación, con un enfoque en mejorar la seguridad vial y garantizar la continuidad de las prestaciones entre diferentes tipos de sistemas de contención. Se espera que, en breve espacio de tiempo, la administración española presente propuestas normativas actualizadas que incluyan las transiciones.

Concepto de transición

El primer punto clave reside en comprender que una transición no es simplemente una unión entre dos barreras. Una transición es un sistema de contención de vehículos en sí mismo, es decir, se puede considerar como otra barrera y/o pretil que tiene caracterizados los parámetros habituales que se obtienen tras superar los ensayos de la UNE-EN 1317-2:2011(X) como son el índice de severidad, deflexión dinámica, intrusión del vehículo, ancho de trabajo, longitud del sistema…

Es por esto que la norma debe establecer métodos específicos para que estos sistemas puedan ser evaluados de forma independiente a las barreras o pretiles que conectan, de tal forma que sean caracterizados con estos parámetros de manera análoga a aquellos.

Una forma de entender que la transición tiene una identidad propia es observar un ejemplo de transición. En la imagen 4 se puede ver una transición entre pretil metálico y barrera de hormigón. Si se analiza con detalle, el pretil metálico sigue un patrón constante de separación entre postes, pero a la hora de acercarse a la barrera rígida de hormigón, modifica este patrón porque se busca rigidizarse al encontrarse con un sistema que no se deforma al recibir el impacto de un vehículo. De este modo se consigue una transición adecuada de rigideces. Además de ello, se emplean piezas especiales para evitar que las diferencias geométricas entre los dos sistemas presenten problemas a la hora de interactuar con los vehículos. Se puede ver que, por ejemplo, la barrera de hormigón presenta unas escotaduras especiales para acoplarse del mejor modo posible a la unión con el pretil metálico. Pues bien, todo este tramo de barreras que no mantienen su morfología habitual son parte de lo que llamamos transición, por lo que en este ejemplo es fácil entender que físicamente la transición tiene una longitud no despreciable.


Imagen 4. Ensayo a escala real de transición entre barrera rígida de hormigón y pretil metálico evaluado según la norma NF058(VIII).

Por otro lado, hay que distinguir entre transiciones entre barreras y transiciones entre pretiles y barreras, porque hay una diferencia fundamental debido al elemento de sustentación. El primer caso es más simple de resolver, ya que el elemento de sustentación no cambia entre los dos sistemas, mientras que en el segundo caso sí cambia, pasando de estructura a terreno, lo cual complica la forma de encajarlas y requiere un diseño más detallado y específico.


Imagen 5. Ejemplo de transición entre barreras flexibles tipo bionda y trionda evaluada según la norma NF058(VIII).

Otro punto a resaltar es vencer la falsa creencia de que una transición es adecuada simplemente haciendo saltos graduales de niveles de contención, de uno en uno. La realidad es que la transición tiene un nivel de contención concreto, que normalmente será el de uno de los dos sistemas que conecta. El otro sistema que se une puede tener un nivel de contención que salte uno, o incluso dos o más niveles, sin que esto comprometa la seguridad, siempre que la transición haya sido correctamente diseñada y evaluada.

El concepto de «transición lógica de rigideces» es clave en este contexto. Este principio busca que, al pasar de una barrera a otra, la rigidez del sistema no cambie abruptamente, evitando así efectos adversos como el «efecto pilar», que podría aumentar el riesgo de daños en los ocupantes del vehículo en caso de impacto. De esta manera, las transiciones se convierten en un componente crítico dentro del diseño integral de los sistemas de contención, ya que permiten mantener el nivel de contención óptimo a lo largo de toda la infraestructura vial. En muchos casos, las transiciones también deben ser evaluadas bajo diferentes escenarios de impacto para garantizar que su desempeño sea adecuado en diversas condiciones, lo cual añade complejidad a su diseño y evaluación. Por tanto, no se puede subestimar la importancia de una correcta evaluación y certificación de las transiciones, ya que de ello depende en gran medida la seguridad de los usuarios de la vía.

Métodos de evaluación de transiciones

Como se ha comentado en el contexto normativo, el informe técnico de la parte 10 de la EN 1317(II) presenta tres metodologías principales para la evaluación de las transiciones:

  • Ensayos a Escala Real (Tipo A): Este método consiste en realizar pruebas de impacto utilizando vehículos reales para evaluar el comportamiento de las transiciones bajo condiciones controladas. Estos ensayos permiten obtener una evaluación precisa del rendimiento de la transición, y son especialmente útiles para validar la resistencia y efectividad de las transiciones en situaciones de impacto reales. Aunque son costosos, representan la forma más fiable de garantizar la seguridad de los sistemas.
  • Simulaciones Numéricas (Tipo B): Las simulaciones numéricas se utilizan como una herramienta flexible y económica para analizar el comportamiento de las transiciones. En este enfoque, se emplea la norma EN 16303(VI) para validar los modelos numéricos utilizados, asegurando que las simulaciones sean una representación fiel de las pruebas físicas. Este método es especialmente útil para optimizar el diseño antes de realizar pruebas físicas, ya que permite evaluar múltiples escenarios y ajustar parámetros sin necesidad de ensayos físicos costosos. Las simulaciones también son fundamentales para evaluar transiciones complejas, como aquellas que involucran cambios en el elemento de sustentación (de estructura a terreno).
  • Reglas de Diseño Simples (Tipo C): En situaciones donde las barreras a conectar tienen una morfología y nivel de rigidez similar, se pueden aplicar reglas de diseño simples para evaluar la transición. Este método es menos riguroso que los ensayos a escala real o las simulaciones numéricas, pero puede ser adecuado para transiciones sencillas donde el riesgo es menor y la continuidad en la rigidez de los sistemas es evidente. Las reglas de diseño permiten una evaluación más rápida y menos costosa, aunque no siempre proporcionan el mismo nivel de certeza en cuanto a la seguridad del sistema.

Estos métodos proporcionan un marco integral para la evaluación de transiciones, permitiendo a las administraciones el enfoque más adecuado según la complejidad de la transición y las condiciones específicas de la infraestructura vial.

En el caso de la administración española, la reciente Nota Técnica 01/2024(VII) especifica que los fabricantes deben proporcionar certificación de las transiciones conforme a la parte 10 de la norma EN 1317(II). Sin embargo, la administración no se ha posicionado sobre cuál de los métodos de evaluación debe utilizarse en función de las características de las barreras y/o pretiles que se conectan, o según las condiciones específicas de la vía. En la propia nota se aclara que se está trabajando en una revisión de la OC 35/2014(VII) para abordar este aspecto y proporcionar una guía más clara sobre los criterios a aplicar para la evaluación de transiciones.

La Administración Francesa ha sido una de las primeras en adoptar una normativa propia para la evaluación de transiciones, conocida como NF058(IX). Esta normativa clasifica las transiciones según las características de los elementos que se desean conectar, proporcionando un marco detallado que determina los ensayos necesarios para obtener la certificación, tal y como se ilustra en la imagen 3 de este artículo.

El procedimiento de evaluación se basa en determinar el grado de diferencia morfológica y de rigidez entre los sistemas a conectar. En función del nivel de disparidad, se exige una evaluación que puede realizarse mediante ensayos a escala real, simulaciones numéricas, o reglas de diseño simples.

Antes de proceder al diseño detallado de la transición, los fabricantes deben plantear un boceto preliminar que define cómo se llevará a cabo la conexión, incluyendo la longitud aproximada de la transición. A partir de esta longitud y las diferencias morfológicas y mecánicas identificadas, un organismo notificado es el encargado de especificar los puntos de impacto, el tipo de vehículos que se utilizarán, y si se requiere realizar ensayos a escala real o evaluaciones mediante simulaciones, de acuerdo con la norma EN 16303(VI).


Imagen 6. Ejemplo de evaluación de transiciones mediante simulaciones según la norma NF058(VIII).

El siguiente paso implica el desarrollo detallado de la transición por parte de los fabricantes. Una vez consideran que el diseño es satisfactorio, deben presentar toda la documentación del proceso, que incluye informes de ensayos, caracterización de materiales, planos de detalle, manuales de instalación, entre otros, de manera similar a lo que se requiere para la certificación de una barrera o pretil según la normativa europea. En caso de que la transición se haya validado mediante simulaciones, el organismo notificado podrá contratar, como sucede en Francia, a un laboratorio especializado como asistencia técnica para realizar una evaluación rigurosa del desarrollo con el fin de emitir un veredicto sobre la validez de la transición.

El método más sencillo para la evaluación de transiciones es la aplicación de reglas de diseño simples. Este enfoque se aplica cuando los sistemas a conectar, ya sean barreras o pretiles, presentan características morfológicas similares y un comportamiento mecánico análogo. En estos casos, se justifica la conexión mediante un plano de detalle, ya que la semejanza entre ambos sistemas asegura la continuidad en la contención sin necesidad de evaluaciones adicionales complejas. Este camino es, sin duda, el más directo y menos costoso, y se fundamenta en la compatibilidad natural de los dos sistemas involucrados.

La situación de la administración española: Certificación y regulación del uso de transiciones

La Orden Circular 35/2014(VII) del Ministerio de Transportes y Movilidad Sostenible establece criterios para la aplicación de sistemas de contención de vehículos en la red de carreteras del Estado. En cuanto a las transiciones, la OC 35/2014(VII) menciona que estas deben emplearse de forma semejante a las soluciones utilizadas en los sistemas con marcado CE. No obstante, este enfoque presenta limitaciones importantes, ya que el marcado CE solo se aplica a barreras y pretiles, y no a las transiciones en sí mismas. En consecuencia, la normativa actual carece de claridad sobre cómo evaluar de manera adecuada una transición, lo que ha llevado a la adopción de prácticas constructivas que no garantizan siempre la continuidad en los niveles de contención.

Como se ha indicado anteriormente, este vacío normativo implica que los fabricantes emplean detalles constructivos en los extremos de las barreras y pretiles para unir los sistemas, sin que estos detalles sean sometidos a ensayos o simulaciones específicas. Como resultado, se terminan instalando uniones que no han sido evaluadas de forma rigurosa, comprometiendo potencialmente la seguridad vial. En definitiva, la OC 35/2014(VII) no define que una transición debe ser tratada como un sistema de contención independiente y evaluado bajo sus propias condiciones específicas.

La reciente Nota Técnica 01/2024 aclara que las transiciones están exentas de marcado CE, pero que deben ser evaluadas conforme a alguno de los métodos establecidos en el CEN/TR 1317-10:2024(III), ya sea mediante ensayos a escala real, simulaciones numéricas o reglas de diseño. Este es un paso importante, ya que proporciona un marco más definido para la evaluación de transiciones, reconociéndolas como un sistema con identidad propia que debe ser evaluado de forma rigurosa.

Sin embargo, la Nota Técnica también señala que la administración aún no se ha posicionado sobre cuál de los métodos de evaluación debe utilizarse en cada caso, dependiendo de las características de las barreras y pretiles a conectar o de las condiciones particulares de la vía.

Finalmente, la nota también indica que se está trabajando en una revisión de la OC 35/2014(VII) para abordar estos aspectos y proporcionar una guía más detallada, lo cual es una oportunidad para mejorar la seguridad de las transiciones.

Llegados a este punto, es esencial que las transiciones sean reconocidas como sistemas de contención independientes que requieren su propia certificación, y que se establezcan directrices claras sobre cuándo se debe utilizar cada método de evaluación.

Un referente adecuado sería adoptar una metodología similar a la aplicada por la administración francesa. Actualmente, el listado de transiciones certificadas bajo este marco normativo incluye un total de 604 transiciones, de las cuales 133 corresponden a fabricantes españoles. Implementar la metodología francesa, que esencialmente es una aplicación del informe técnico europeo CEN/TR 1317-10:2024(III), permitiría disponer automáticamente de estas 133 transiciones certificadas dentro del ámbito de la administración española, otorgando una ventaja competitiva significativa al sector nacional.

Este enfoque ya ha sido seguido por otras administraciones europeas, como la belga, que reconoce las transiciones con marcado NF como válidas en su territorio, incluso si su normativa interna no es idéntica a la francesa. Esto se debe a la incorporación de ciertos matices propios que permiten adaptar las soluciones a las características específicas de cada país, sin perder la coherencia técnica ni comprometer la seguridad vial. La adopción de esta estrategia facilitaría una mayor homologación y estandarización de las transiciones, la revisión de la OC 35/2014(VII) debe ser una oportunidad para establecer un marco normativo robusto que permita una evaluación y certificación de las transiciones de manera coherente y efectiva, asegurando la continuidad en la contención y protegiendo así la seguridad de los usuarios de las carreteras.

Conclusiones

Las transiciones entre sistemas de contención de vehículos son fundamentales para garantizar la continuidad en la seguridad vial, especialmente en puntos críticos como los cambios de rigidez entre diferentes estructuras. A lo largo del artículo, se ha resaltado la importancia de tratar las transiciones no como simples uniones, sino como sistemas de contención independientes que deben cumplir con requisitos específicos para asegurar un nivel de protección adecuado.

El marco normativo ha mostrado avances significativos con la introducción de la EN 1317-10:2024(III) y la Nota Técnica 01/2024(VII). Estas guías ofrecen mayor claridad en los métodos de evaluación de las transiciones, reconociendo la necesidad de un enfoque riguroso y adaptado a las características de cada situación. Sin embargo, la falta de directrices concretas en algunos aspectos, como el método de evaluación más adecuado según las condiciones de la vía, aún presenta un desafío.

El ejemplo de la carretera CV-611 demuestra la complejidad de diseñar transiciones que mantengan la seguridad al pasar de un elemento estructural a otro con diferentes condiciones de soporte. La correcta planificación y la elección de un nivel de contención adecuado son esenciales para evitar reducciones en la seguridad y para lograr una integración eficiente de los distintos elementos del sistema de contención.

Es necesario un enfoque colaborativo entre fabricantes, ingenieros y autoridades reguladoras para desarrollar soluciones innovadoras y efectivas. La adopción de metodologías como la de la administración francesa y la armonización de criterios de evaluación a nivel nacional pueden contribuir significativamente a mejorar la seguridad vial y facilitar la homologación de las transiciones en diferentes contextos.

En resumen, para mejorar la seguridad en las infraestructuras viales, es crucial no solo contar con transiciones adecuadamente diseñadas y certificadas, sino también implementar normativas claras que permitan una aplicación coherente y segura en cada proyecto. La colaboración y la innovación son claves para enfrentar los desafíos actuales y garantizar una seguridad vial continua y efectiva para todos los usuarios de la carretera.


Deep Learning, datos y movilidad: Casos de éxito sobre la gestión vial eficiente

La evolución de la movilidad en carreteras es un desafío constante para los administradores competentes en todos los países del mundo, sean carreteras de alta densidad, sean vías más regionales, o sean entornos urbanos.

La congestión, los accidentes y el mantenimiento son solo algunos de los problemas que deben gestionarse eficazmente. Afortunadamente, el avance de la tecnología ha proporcionado herramientas eficaces para abordar estos desafíos. Los datos captados por sensores o cámaras, y las herramientas de inteligencia artificial (IA) están revolucionando la toma de decisiones sobre la movilidad. A continuación, exploramos cómo estas tecnologías están marcando la diferencia en diferentes contextos viales.

Carreteras Urbanas: Mejorando la Eficiencia y la Seguridad

Gestión del Tráfico en Tiempo Real

En entornos urbanos, la densidad del tráfico puede cambiar rápidamente. Los sensores y cámaras instalados en semáforos, postes de luz y vehículos recopilan datos en tiempo real sobre la velocidad del tráfico, el volumen de vehículos y las condiciones climáticas. Estos datos se envían a un centro de control de tráfico donde la IA los analiza para identificar patrones y prever congestiones.

Caso de éxito: En ciudades como Barcelona, sistemas avanzados de gestión del tráfico utilizan estos datos para ajustar los semáforos en tiempo real, reduciendo los tiempos de espera y mejorando el flujo de vehículos. Esto no solo reduce la congestión, sino que también disminuye las emisiones de CO2 al minimizar el tiempo que los vehículos pasan en ralentí.

Seguridad Vial

Los sensores y la IA también contribuyen a mejorar la seguridad en las carreteras urbanas. Las cámaras equipadas con tecnología de reconocimiento de imágenes pueden identificar vehículos que exceden la velocidad o violan otras normas de tráfico. La IA puede analizar estos datos y enviar alertas a las autoridades o generar multas automáticamente.

Caso de éxito: En el emblemático puente del Bimilenario de Elche, Metalesa ha implementado la tecnología PLUG&META® en sistemas de contención inteligentes que detectan automáticamente accidentes, y situaciones de riesgo vial tales como velocidades excesivas o personas cruzando el paso de peatones. De esta forma, las autoridades del tráfico son capaces de obtener datos relevantes para la movilidad y la seguridad vial de la zona, y acudir de forma urgente en caso de que exista una alerta grave.

Planificación Urbana Inteligente

Además de gestionar el tráfico y mejorar la seguridad, los datos y la IA pueden ayudar en la planificación urbana. Analizando los patrones de tráfico y el uso de las vías, las ciudades pueden planificar mejor la infraestructura futura, desde la ubicación de nuevas carreteras hasta la implementación de zonas peatonales y ciclovías.

Caso de éxito: Singapur es un ejemplo de ciudad que utiliza datos y IA para planificar su infraestructura urbana. Utilizan simulaciones y análisis de datos para decidir dónde construir nuevas carreteras y cómo gestionar el tráfico de manera más eficiente.

Carreteras Nacionales: Optimizando el Mantenimiento y la Planificación

Mantenimiento Predictivo

Las carreteras nacionales suelen ser largas y costosas de mantener. Los sensores integrados en el pavimento y los vehículos pueden monitorear el desgaste de las carreteras, detectando grietas, baches y otros daños. Los datos recopilados se analizan mediante algoritmos de IA para predecir cuándo y dónde es necesario el mantenimiento, optimizando así los recursos.

Caso de éxito: La compañía española ASIMOB ha desarrollado una solución que permite un monitoreo continuo del estado de las carreteras. Cuentan con diversos modelos como el análisis del firme, las marcas viajes, las señales verticales o los sistemas de contención. Los datos se analizan mediante Inteligencia Artificial para planificar el mantenimiento antes de que los problemas se conviertan en peligros graves, reduciendo así los costos y mejorando la seguridad.

Gestión del Tráfico y Planificación de Infraestructuras

El análisis de grandes volúmenes de datos puede revelar patrones de tráfico que informan la planificación y expansión de infraestructuras viales. La IA puede simular diferentes escenarios de tráfico y ayudar a los planificadores a decidir dónde es más eficiente invertir en nuevas carreteras o en mejoras.

Caso de éxito: En Japón, la planificación de nuevas rutas nacionales se basa en modelos de tráfico impulsados por IA que consideran no solo el volumen de tráfico actual, sino también las tendencias futuras y los desarrollos económicos previstos, asegurando que las inversiones se realicen de manera eficiente .

Optimización de Rutas

En las carreteras nacionales, la optimización de rutas basada en datos en tiempo real puede reducir significativamente los tiempos de viaje y el consumo de combustible. La IA puede analizar datos de tráfico, condiciones climáticas y obras en carretera para sugerir las mejores rutas.

Caso de éxito: Google Maps y Waze son ejemplos de aplicaciones que utilizan datos en tiempo real y algoritmos de IA para optimizar rutas, reduciendo los tiempos de viaje y mejorando la eficiencia general del tráfico.

Autovías y Autopistas: Facilitando la Movilidad y la Seguridad en Alta Capacidad

Sistemas de Peaje Inteligentes

Los sensores y la IA están transformando los sistemas de peaje, haciéndolos más eficientes y menos disruptivos. Los sistemas de peaje electrónicos utilizan sensores y cámaras para identificar vehículos y cobrar automáticamente sin necesidad de detenerse.

Caso de éxito: En Suecia, un sistema inteligente permite a los conductores direccionar automáticamente hacia las cabinas de peaje de forma automática, reduciendo el tiempo de espera y las congestiones. Además, el sistema de pago es automático mediante lectura de la matrícula.

Vehículos Autónomos y Sistemas de Asistencia

Las autovías y autopistas son el escenario ideal para la implementación de vehículos autónomos y sistemas avanzados de asistencia al conductor. Los sensores instalados en la infraestructura vial y en los propios vehículos permiten una comunicación continua y segura entre ambos.

Caso de éxito: En Estados Unidos, las pruebas de vehículos autónomos en autopistas como la I-15 en California utilizan sensores y tecnología de IA para garantizar una conducción segura y eficiente. Los datos recopilados de estas pruebas están ayudando a refinar la tecnología y las regulaciones necesarias para su implementación a gran escala.

Gestión de Emergencias

En caso de accidentes o emergencias, los sensores pueden detectar incidentes inmediatamente y alertar a los servicios de emergencia. La IA puede analizar el tráfico circundante y proponer rutas alternativas para minimizar el impacto del incidente en la circulación.

Caso de éxito: En Alemania, la Autobahn A9 cuenta con un sistema avanzado que, en caso de accidente, no solo notifica a los servicios de emergencia, sino que también dirige automáticamente el tráfico para evitar congestiones mayores y permitir el acceso rápido de los equipos de rescate.

La integración de datos, IA y sensores en la gestión de carreteras está transformando la movilidad, mejorando la eficiencia, la seguridad y la sostenibilidad en todos los tipos de vías. Desde la gestión del tráfico en entornos urbanos hasta el mantenimiento predictivo en carreteras nacionales y la implementación de vehículos autónomos en autopistas, estas tecnologías están marcando el camino hacia un futuro de movilidad más inteligente y seguro. La adopción y desarrollo continuo de estas innovaciones serán clave para enfrentar los desafíos crecientes de la movilidad en el siglo XXI.


¿Son seguros nuestros paseos marítimos? Los riesgos de ciclistas y peatones este verano

Con la llegada del verano, las zonas de playa se llenan de turistas y residentes deseosos de disfrutar del sol y el mar. Los paseos marítimos se convierten en epicentros de actividad, acogiendo a ciclistas, peatones y usuarios de vehículos de movilidad personal (VMP). Sin embargo, el aumento de usuarios durante esta temporada pone en evidencia la necesidad urgente de modernizar y actualizar las infraestructuras viales.

En muchos paseos marítimos, la delimitación entre la carretera y las zonas peatonales es insuficiente, generando situaciones de riesgo que podrían ser evitadas con una planificación adecuada y una delimitación de estas zonas peligrosas.

Carril ciclista en Sa Rápita, dónde a causa de un atropello falleció una adolescente en 2018.

Hoy en día, la presencia de ciclistas, peatones, patinetes eléctricos y otros VMP ha crecido exponencialmente.

Estos usuarios vulnerables comparten espacios con vehículos motorizados, lo que incrementa el riesgo de accidentes de tráfico. En muchas localidades, la carretera y los paseos marítimos se encuentran a la misma altura y sin barreras efectivas que puedan contener a los vehículos en caso de un accidente por salida de vía.

Esta falta de separación puede provocar situaciones peligrosas, como una salida de la carretera por parte de un vehículo que invada la zona peatonal, causando posibles heridos o incluso fallecidos. La ausencia de pretiles metálicos u otras barreras físicas adecuadas aumenta considerablemente el riesgo de accidentes en estas áreas concurridas.

Paseo marítimo en Jávea junto a la Avenida del Mediterráneo, dónde no existe separación entre zona peatonas, ciclista y carretera.

Una solución efectiva para mejorar la seguridad en los paseos marítimos es la instalación de pretiles metálicos homologados que garanticen la seguridad tanto de los conductores cómo de los usuarios vulnerables.

Es el ejemplo de nuestro pretil metálico Metaurban, que con un nivel de contención N1-H1 y marcado CE, asegura la protección en estas zonas tan transitadas. El pretil metálico Metaurban® es un sistema de contención de vehículos diseñado específicamente para su instalación en vías urbanas o periurbanas, por lo que es ideal para este tipo de carreteras. Es un dispositivo homologado según la norma europea EN 1317 partes 1 y 2 que junto con el cumplimiento de la parte 5 en materia de control de producción, ha obtenido el marcado CE.

El pretil metálico Metaurban proporciona una separación física robusta entre la carretera y las zonas dedicadas a ciclistas y peatones. La estructura del Metaurban está diseñada para absorber impactos y desviar vehículos fuera de las áreas peatonales y ciclistas, reduciendo significativamente el riesgo de accidentes de tráfico. La implementación de estos pretiles metálicos no solo mejora la seguridad, sino que también ofrece una sensación de protección y tranquilidad a todos los usuarios del paseo marítimo.

Soluciones inteligentes para los paseos marítimos del futuro, un paso más allá en términos de seguridad vial.

La prevención de accidentes es clave a la hora de planificar la seguridad vial de cara a la época estival. Cómo hemos comentado anteriormente, es efectivo y conveniente la separación de carriles ciclistas y sendas peatonales de las carreteras, pero aun lo es más el evitar estos posibles accidentes mediante la detección de riesgos y su señalización a los usuarios.

Además de los pretiles metálicos tradicionales, las soluciones inteligentes como PLUG&META® están revolucionando la seguridad vial tal y como la conocíamos hasta la fecha.

Este sistema avanzado incorpora tecnología detecta y alerta en tiempo real sobre riesgos potenciales, e informa a las autoridades en caso de un incidente grave. Gracias a su red de sensores y cámaras, puede identificar riesgos cómo la presencia de peatones y ciclistas, vehículos que se acercan a alta velocidad o situaciones que pueden derivar en accidentes de tráfico.

La capacidad de monitoreo continuo y la respuesta inmediata permiten prevenir accidentes y mejorar la seguridad en los paseos marítimos. De esta forma, permite a las administraciones y ayuntamientos tomar decisiones de movilidad basadas en datos reales de sus carreteras.

La tecnología puede aplicarse sobre cualquier elemento nuevo o ya existente de la carretera, de forma que puede combinarse con el pretil metálico Metaurban para convertirlo en la solución perfecta para las zonas de playa y paseos marítimos.

La tecnología PLUG&META® integrada en los equipamientos de la carretera consigue dotar de Seguridad Vial Activa a las infraestructuras

Este verano, es fundamental disfrutar de las actividades al aire libre con seguridad. La protección de ciclistas, peatones y usuarios de VMP en los paseos marítimos debe ser una prioridad. Los ayuntamientos y las administraciones locales tienen la responsabilidad de implementar soluciones efectivas, como los pretiles metálicos Metaurban y las tecnologías de seguridad vial activa cómo PLUG&META®, para prevenir accidentes y garantizar la seguridad de todos.

Al tomar este tipo de medidas, podemos crear entornos más seguros y agradables para disfrutar del verano. La seguridad es responsabilidad de todos, y con infraestructuras adecuadas, podemos proteger a turistas y residentes, asegurando que nuestros paseos marítimos sean espacios seguros y acogedores para todos.


Atenuadores de impacto y terminales, esos grandes desconocidos

Los sistemas de contención de carreteras comprenden un amplio abanico de soluciones. Comúnmente, se asocia este concepto a barreras de seguridad o pretiles que se disponen a lo largo de infinidad de kilómetros de vías, vinculando el concepto de Seguridad Vial exclusivamente a este tipo de sistemas. Sin embargo, existen otras soluciones destinadas a problemas concretos de seguridad vial que se dan de forma sistemática en el trazado de las vías. Estos otros sistemas no se prescriben con el mismo detalle que las barreras o pretiles y, sin embargo, muchos de los siniestros viales más graves se dan en zonas donde hubiese sido posible disponer un Atenuador de impactos o un Terminal de barrera. Este articulo aborda la necesidad de establecer criterios de diseño que faciliten el trabajo a proyectistas, administraciones y empresas del sector para dar soluciones que mejoren la seguridad vial de nuestras carreteras.

 

Introducción

Los sistemas de contención de vehículos (SCV) son equipamientos viarios con una función clave en el ámbito de la seguridad vial de nuestras carreteras. Estos sistemas han evolucionado desde el siglo XVIII, donde se encuentra la parte 1 de un tratado legal y político de caminos públicos en el que se mencionan los guarda- rruedas, hasta el día de hoy en el que existen distintos estándares europeos y americanos que tienen como objeto establecer los requisitos de evaluación de estos sistemas para que sean lo más seguros posibles.

Dentro del paraguas de los SCV se pueden englobar los siguientes tipos:

  • Barreras de seguridad, bien sean de tipo flexible o rígida destinadas a ser emplazadas en los márgenes de la calzada.
  • Pretiles destinados a ser instalados tanto en las aproximaciones como en las propias estructuras que engloban la red de carreteras.
  • Atenuadores o amortiguadores de impacto, destinados a ser emplazados frente a un posible obstáculo.
  • Terminales de barreras de seguridad, cuya función es finalizar adecuadamente una barrera o pretil.
  • Tramos de barreras, que tienen el mismo fin que una barrera o pretil, pero que mediante uniones especialmente tratadas permiten aberturas para facilitar el tránsito a través de ellas.
  • Transiciones entre SCV, que mediante piezas especiales o no, materializan la unión entre barreras y/o pretiles con una longitud determinada y para un nivel de contención concreto, asegurando transición de rigideces adecuada entre diferentes sistemas de contención de vehículos.
  • Sistemas de protección de motoristas, como parte accesoria que se adosa a una barrera o pretil, garantizando una adecuada protección del motorista.

El hecho de que existan distintos tipos de SCV con finalidades con- cretas, no implica que el empleo o demanda de los mismos en los distintos puntos de la red de carreteras se dé de forma semejante, o eso es lo que al menos sucede en la Red de Carreteras del Estado.

Este hecho puede ser explicado por dos causas, la primera consiste en que en las distintas normativas o regulaciones de las administra- ciones existe una diferenciación en el tratamiento de los distintos SCV, lo cual se puede contrastar tanto en el Pliego de Carreteras PG-3(I), donde directamente en el título del artículo 704 exclusiva- mente se habla de barreras de seguridad, pretiles y sistemas para protección de motociclista, dejando el resto de sistemas definidos como “Otros sistemas de contención” en el artículo 704.3.3., o bien en la propia OC 35/2014 Sobre Criterios De Aplicación De Sistemas De Contención De Vehículos(II), donde los únicos criterios que existen para el empleo de estos sistemas son para barreras de seguridad y para pretiles, habiendo comentarios puntuales o artículos breves para el resto de sistemas.

La otra causa por la que existe este tipo de diferenciación se debe probablemente al distinto tratamiento que se le da a estos sistemas en los propios estándares europeos que los regulan. Estos estánda- res o normas definen una serie de criterios con los que evaluar estos productos, sin embargo, no todas estas normas se encuentran armonizadas, siendo este un requisito indispensable para acreditar cualquier sistema de contención de vehículos mediante un marcado CE. Por tanto, se puede decir que existen dos tipos de SCV, por un lado, los que tienen marcado CE y por otro los que no tienen la posibilidad de acreditarlo aun habiendo sido evaluados bajo el amparo de esta normativa.

Las barreras de seguridad, incluyendo los pretiles, son evaluados de acuerdo a la norma UNE-EN 1317-2:2011(III) y los atenuadores de impacto de acuerdo a la UNE-EN 1317-3:2011(IV), ambas normas están armonizadas por la UNE-EN 1317-5:2008+A2:2012(V), y por lo tanto tras superar los requisitos de producto, estos pueden tener marcado CE. Sin embargo, los terminales y transiciones son evaluados por la UNE-ENV 1317-4:2002(VI), o el sistema de protección de motoristas por la UNE 135900:2017(VII), no pudiendo obtener el marcado CE al no estar armonizadas las normas con las que se les evalúa el comportamiento. Esta desigualdad implica una prescripción mucho más elevada de sistemas con marcado CE respecto a los que no lo tienen, aun habiendo sido evaluados bajo estándares análogos.

 

 

La casuística expuesta se observa de forma clara analizando el nivel de desarrollo de los distintos sistemas existentes por parte de las propias empresas especializadas. Se observa que las barreras de seguridad y los pretiles tienen una alta dominancia respecto a otros.

Un ejemplo claro de productos que cumplen con toda o parcial- mente la casuística anteriormente descrita son los atenuadores de impacto y los terminales. Estos dos SCV suelen incluso confundirse por lo semejantes que son, tanto físicamente, como a nivel de comportamiento frente al impacto de los vehículos.

En el caso de los atenuadores, sí que se puede acreditar el producto mediante marcado CE, sin embargo, se tiene de forma notable una falta de prescripción y criterios de instalación en las distintas regulaciones establecidas por los administradores de las vías. Por otro lado, en el caso de los terminales se cumple la casuística íntegramente ya que no tienen marcado CE y de nuevo existe una falta de prescripción y criterios.

Vista la diferenciación existente entre distintos tipos de SCV cabe preguntarse si la falta de normalización, sumada a la falta de empuje por parte de las administraciones locales están justificadas, pues podría pensarse que este tipo de sistemas no son tan cruciales en el ámbito de la seguridad vial como lo son otros y por lo tanto esta situación de algún modo sería razonable, provocando que las empresas especializadas en SCV no inviertan más de lo debido en desarrollarlos.

No es difícil encontrar ejemplos de obras de reciente ejecución o posteriores a los criterios de instalación de SCV vigentes en los que la presencia de un terminal de barrera o un atenuador está justificada y sin embargo no se dispone ninguno de estos elementos.

En la Foto 1, se puede ver que en los ramales de salida de la glorieta en altura se dispone pretil por el riesgo de caída, y lo mismo sucede en el borde lateral de las dos obras de paso que completan la glorieta. Esta situación provoca que exista una confluencia de dos alineaciones de pretil en un punto, siendo este un emplazamiento susceptible de recibir un impacto frontal, pues está justo en el inicio de un ramal de salida de una glorieta.

Los pretiles se evalúan de acuerdo a la UNE-EN 1317-2:2011 (III), donde se especifica que el punto de impacto en los ensayos se da a 1/3 de la longitud dispuesta, por lo que el extremo final de una barrera o pretil no está evaluado frente a un impacto frontal. El escenario que se termina de describir es un ejemplo de necesidad de empleo de un atenuador que cubre el impacto frente a esta zona de alto riesgo.

Otro ejemplo de necesidad de instalación de atenuadores de impacto o terminales de barreras de seguridad sería el que se puede apreciar en la Foto 2.

 

 

Este artículo se centra en los criterios que se establecen en la OC 35/2014 en cuanto al empleo de los Terminales de barrera o Atenuadores de impacto, y el primer punto a destacar es que existe una clara diferencia con el tratamiento que reciben las barreras o los pretiles.

Un ejemplo muy habitual donde se requiere el empleo de terminales de barreras de seguridad o atenuadores de impacto son las “Narices” en salidas asociadas a una divergencia o bifurcación donde no se pueden respetar los criterios de instalación de barreras o pretiles en los márgenes tal y como se especifica en el artículo 6.7.3. de la OC 35/2014 (II).

Características y funcionamiento de los Terminales de barreras y los Atenuadores de impacto

Es habitual que los Terminales de barreras y los Atenuadores de impacto se traten de forma conjunta en las distintas guías o recomendaciones que existen en las distintas administraciones de carreteras, así sucede por ejemplo en la OC 35/2014(II) donde se habla de los dos sistemas en el artículo 9, o en el Manual for Assessing Safety Hardware de la ASSTHO(VIII) en el artículo 2.2.2.

El hecho de que   estos dos sistemas se traten de forma conjunta, se debe básicamente a que el funcionamiento de los mismos es muy similar, de hecho, el Atenuador de impactos, evita la colisión contra un obstáculo, y el Terminal de barrera lo evita contra el inicio de una barrera o pretil, por lo que, si se considera este inicio de barrera o pretil como un obstáculo, los dos sistemas están haciendo la misma función.

A pesar de lo similares que son, existe una diferencia fundamental entre los dos sistemas y esta consiste en la unión que existe entre el Terminal y la barrera o pretil que finaliza, ya que, a diferencia de este último, el Atenuador trabaja de forma independiente y por lo tanto no se evalúa qué sucede si se da un impacto lateral por salida de calzada en el hueco existente entre el obstáculo y el propio Atenuador.

Actualmente la normativa que establece los ensayos para evaluar el comportamiento de un Terminal de barrera es la UNE-ENV 1317-4:2002 (VI) y en la siguiente Figura 2 se pueden ver todos los tipos de ensayos asociados a cada una de las categorías de comportamiento que se han tipificado para evaluar el comportamiento de los Terminales, siendo de especial interés las 4 trayectorias de aproximación. Se puede ver que existen 2 frontales (centrada en el sistema y decalada una distancia) y otras dos laterales en distinto sentido de aproximación y ángulo de incidencia.

 

Por otro lado, desde hace tiempo, se está trabajando en una evolución de la normativa UNE-ENV 1317-4:2002 (VI) y recientemente ha sido aprobada en el seno del TC226 (IX), 3 documentos que sustituirán a la citada norma, siendo la FprCEN/TS 1317-7 (X) la que establece los nuevos criterios de evaluación de estos sistemas. En la siguiente Figura 3 se especifican de nuevo la actualización de ensayos que hay que realizar para obtener las nuevas categorías de comportamiento, en las que se incluyen las de la norma anterior, así como las trayectorias de aproximación, siendo en este caso hasta 6 trayectorias, añadiendo una frontal más pero con un cierto grado de inclinación, así como una trayectoria 6 en la que se evalúa la conexión entre el Terminal y la propia barrera que finaliza.

 

La normativa que establece los métodos de evaluación de los Atenuadores de impacto es la UNE-EN 1317-3:2011 (IV). En ella, al igual que sucede con los Terminales de barrera, se especifican los tipos de ensayos para obtener cada una de las categorías que se pueden ver en la siguiente Figura 4.

En la relación de ensayos anterior se puede ver que en el caso de los Atenuadores se establecen 5 trayectorias de aproximación. Se puede ver que, con la excepción de la trayectoria 4, la cual tiene el punto de impacto a L/3 en el caso de los Atenuadores y a 2/3L en el caso de los Terminales, las otras 4 trayectorias son ensayos idénticos a los que se realizan para evaluar los Terminales, quedando la trayectoria 6 de los Terminales como exclusiva de estos sistemas, lo cual es lógico ya que el Atenuador por definición no va conectado a nada.

Si se observan las clases de Atenuadores existentes de acuerdo a la UNE-EN 1317-3:2011 (IV), se puede ver en la Figura 5 que hasta los nombres son similares a los de las tablas que aparecen en la Figura 4.

Estas similitudes en el ámbito de empleo de los dos sistemas, así como el hecho de compartir incluso ensayos de caracterización, hace que en la práctica se confunda el empleo de los mismos. Este hecho es recurrente en la OC 35/2014 (II) donde existen varios artículos donde se propone el empleo de uno u otro sistema para una misma casuística.

Cabe destacar que los Terminales de barrera y los Atenuadores se clasifican como cualquier sistema de contención de vehículos por lo que, además de las categorías que se han mostrado en este artículo, existen toda una serie de clasificaciones asociadas al comportamiento de estos sistemas en los ensayos, como son:

  • Parámetros relativos a la deformación de los sistemas tras el ensayo:

Terminales de acuerdo a la UNE-ENV 1317-4:2002 (VI).

  • Severidad del Tabla 5 de la norma
  • Zona de desplazamiento lateral Tabla 6 de la norma.
  • Ubicación del vehículo en el recinto de salida. Tabla 8 de la

Terminales de acuerdo a la FprCEN/TS 1317-7 (X).

  • Severidad del Tabla 11 de la norma
  • Zona de desplazamiento lateral Tabla 12 de la norma.
  • Ubicación del vehículo en el recinto de Tabla 13 de la norma.

Otra característica de este tipo de sistemas es el concepto de familia. En las normativas que regulan estos sistemas aparecen una serie de tablas llamas matrices reducidas de ensayos, en las que se establece qué ensayos se deben de hacer para obtener un Terminal o Atenuador con por ejemplo un ancho diferente, o un ángulo de inclinación distinto, a partir de un sistema ya ensayado.

Estas matrices reducidas de ensayos permiten obtener una gama amplia de Terminales o Atenuadores sin tener que hacer un número excesivo de ensayos, siempre y cuando los productos que componen la familia compartan piezas, uniones, materiales y espesores.

Criterios de instalación de los Terminales de barreras y de los Atenuadores de impacto

En los apartados anteriores se ha hablado mucho sobre las normas que establecen los requisitos que debe de superar un Terminal de Barrera o Atenuador de impacto para ser validado en forma de ensayos a escala real, bien tenga marca- do CE o no. Sin embargo, las regulaciones que permiten prescribir este tipo de SCV son las que establecen cada una de las administraciones locales que tiene competencia en materia de carreteras. Un ejemplo sería la OC 35/2014 (II), en el caso de la Red de Carreteras del Estado, Dispositifs de retenue routiers marqués CE surouvrages d'art (XI) del CEREMA en el caso de la administración francesa, o la Roadside Design Guide 4th Edition de la ASSTHO (XII) en el de la americana.

Este artículo se centra en los criterios que se establecen en la OC 35/2014 (II) en cuanto al empleo de los Terminales de Barrera o Atenuadores de impacto, y el primer punto a destacar es que existe una clara diferencia con el tratamiento que reciben las barreras o los pretiles.

En el caso de barreras o pretiles, la metodología que se sigue para establecer los criterios de empleos se basa en:

1. Identificar el riesgo de accidente como normal, grave o muy grave.

2. Establecer como criterio de diseño la IMD o IMDp del tramo de carretera donde se emplaza el sistema.

3. Cruzar estos dos criterios anteriores para establecer el nivel de contención requerido.

En el caso de Terminales de Barrera o Atenuadores de impacto no existe metodología análoga a la expuesta anteriormente para esta- blecer un nivel de contención concreto de estos sistemas, que en el caso de los Terminales se le llama “Categoría de contención” y en el caso de los Atenuadores “Nivel de comportamiento”.

Se presenta a continuación a modo de ejemplo en la Foto 3 una forma de escenificar con un caso concreto la diferenciación entre SCV. Supongamos que tenemos como objeto instalar un pretil en una determinada obra de paso que salva un río para evitar una la caída en altura que se puede dar por los márgenes de la citada obra de paso. De acuerdo con el artículo 2.2. la instalación de un sistema de contención está justificada ya que se ha detectado un desnivel que implica una probabilidad de que se produzca un accidente, debido a que la obra pasa sobre un río se clasifica el riesgo como grave. El siguiente paso es analizar qué IMD (Intensidad media diaria de vehículos) o IMDp (Intensidad media diaria de vehículos pesados) tiene ese tramo de carretera y en función de este dato, en la Tabla 6 del artículo 4.1. de la OC 35/2014 (II) se tendría claro que se debe de instalar en los márgenes un pretil de nivel de contención H2 o H3, según la IMD o IMDp.

Sistemas de contención de vehículos como los Terminales de barreras o los Atenuadores de impacto requieren de procedimientos más detallados de elección en cuanto al nivel de comportamiento o rendimiento.

Volviendo al artículo 2.2. y suponiendo ahora que en el acceso a la obra de paso se tiene en uno de los márgenes un ramal de acceso cualquiera, se entiende que la alineación del pretil se debe de interrumpir para permitir el acceso a este ramal, por lo que la terminación de ese pretil es sin duda la presencia de un obstáculo que implica la probabilidad de un accidente, como se acaba de discernir, de riesgo grave.

En el supuesto escenario que se ha descrito es donde se observa una diferencia entre sistemas de contención. Es fácilmente entendible que para resolver la protección frente al obstáculo existen dos alternativas plausibles, por un lado se puede emplear un Atenuador de impacto debidamente encajado en la obra de paso a modo de cubrir el impacto contra el obstáculo, y por otro lado se podría disponer un terminal de barrera asociado a ese pretil concreto. De hecho, con esta última alternativa se estarían cubriendo todas las posibles trayectorias de impacto, ya que estaría incluso evaluado el impacto en la unión de ese pretil con el propio terminal. Sin embargo, el inconveniente que plantea la OC 35/2014 (II) es que no especifica qué clase de Terminal o Atenuador se debería de emplear en este caso.

Como se ha visto en las tablas con ensayos específicos para caracterizar un Terminal o Atenuador, existen distintos niveles de contención y/o comportamiento según el caso, pero en ambos casos estos están asociados a una velocidad concreta de ensayo que puede ser de 50 Km/h, 80 Km/h, 100 Km/h o 110 Km/h.

En la práctica, frente a la ausencia de criterios que especifiquen el empleo de uno u otro, la tendencia es la de emplear el de mayor velocidad, entendiéndose que con esta elección se cubre cualquier escenario desde el lado de la seguridad, sin embargo, las velocidades asociadas al comportamiento solo hacen referencia a la velocidad empleada de los vehículos en los ensayos, no queriendo decir que esta es la velocidad a la que debe operarse en el tramo de vía concreto para escoger uno u otro.

Una forma de entender que la velocidad de ensayo no tiene una relación directa con la velocidad de la vía es el propio ejemplo del paso superior sobre el río. En este caso era válido emplear un nivel de contención H2. Un sistema que alcanza este nivel de contención lo hace si ha superado los ensayos TB11 y TB51 definidos en la UNE-EN 1317-2:2011(III), donde el ensayo TB11 implica un vehículo ligero a 100 Km/h y el TB51 un autobús de 13.000 Kg a 70 Km/h. Como se ha visto, el sistema se evalúa con vehículos pesados o ligeros a una velocidad concreta que, de hecho, lo habitual es que sea inferior a la de la vía.

Volviendo al caso en el que se precisa emplear un Terminal o Atenuador, la ausencia de criterios provoca que se opte habitualmente por un sistema evaluado a 110 Km/h, pudiendo ser válido uno evaluado a 80 Km/h. Esta ausencia de criterios supone dificulta- des en el encaje de soluciones ya que un Atenuador o Terminal tiene mayor envergadura cuando se testea para velocidades mayores, por lo que el hecho de optar siempre por la solución de mayor nivel comportamiento implica requerir mas espacio en el trazado, pudiendo llegar a ser contraproducente la instalación del mismo.

Habiendo analizado que la OC 35/2014 (II)  no posee unos criterios para establecer la Categoría de contención en el caso de Terminales o el Nivel de comportamiento concreto en el caso de los Atenuadores, queda ver qué tipo de criterios sí establece.

El primer punto donde se habla de Terminales es el artículo 6.6 en el que se especifica que los extremos de barreras de seguridad y pretiles deben de tratarse ya que constituyen un peligro al poder darse un choque de vehículos contra ellos al tratarse de un obstáculo. Las opciones que se dan son empotrar el sistema en el talud de desmonte si se da el caso, abatimiento hasta el terreno o disponer en el extremo de un terminal. Cabe destacar que las dos primeras opciones solo son posibles en el caso de barreras o pretiles que permitan empotrar o abatir en el terreno sus elementos longitudinales, ya que existen multitud de soluciones de pretiles, incluso de barreras que no permiten esta práctica. Se pone de manifiesto en este punto que la alternativa que da solución al extremo de barreras o pretiles en cualquier caso es el empleo de un terminal.

 

En la Foto 4 anterior se aprecia una barrera abatida que no llega a empotrarse en el terreno, este método de finalización de barreras constituye una situación habitual, ya que en los márgenes se tiene señalización, cunetas de drenaje y no es fácil realizar un abatimiento adecuado, sin embargo, el empleo de un terminal solventa el riesgo de accidente.

El segundo punto en el que se habla de Terminales y Atenuadores es el artículo 6.7.3. donde se especifican qué criterios deben reunir las “Narices” en salidas, las cuales están asociadas a divergencias o bifurcaciones. El propio artículo establece que se estudiará el empleo de un Atenuador de impactos o algún Terminal específico. Para ello establece qué criterios de implantación de barreras en el tronco principal y en el ramal de salida se deben dar para evitar el empleo de un atenuador, el cual seria preceptivo si estas convergen en un punto de la bifurcación, estén o no abatidas. En el caso de que se cumplan los criterios de separación e inicio retranqueado de una barrera sobre la otra, se deja a elección del riesgo frontal contra la barrera, es decir, en función de lo bien que se pueda abatir o empotrar una barrera. De acuerdo al anteriormente mencionado artículo 6.6. se estudiará disponer de un terminal en los extremos de estas barreras.

El tercer punto de la OC 35/2014(II) en el que se tratan estos SCV es el 6.7.4. Este artículo en realidad se centra en los comienzos de una mediana en el paso de calzada única a calzadas separadas, no obstante, es de aplicación en la aparición de sistemas de contención en las medianas cuando por ejemplo la traza se amplía con un nuevo ramal, tal y como se puede ver en la Foto 5.

En este artículo, además de establecer que si se da este riesgo se deberá disponer de un atenuador de impacto, es el único en el que se establece un criterio geométrico para el posicionamiento de estos sistemas. En la Figura 6 se observa qué espacio mínimo franqueable (16 metros a contar desde que el cebrado se ensancha al menos 1m) se debe de dejar antes del comienzo de un obstáculo si se considera así el inicio de la mediana, por lo que frente a la ausencia de criterios de ocupación de cebreados en bifurcaciones o inicios de mediana de la Norma 3.1-IC(XIII) de la Instrucción de carreteras Trazado. Este criterio es de gran utilidad para el emplazamiento de Terminales y/o Atenuadores.

El cuarto y último punto en el que se trata el empleo de los Terminales y Atenuadores es el artículo 9. Cabe destacar que es el artículo propiamente dicho donde según el índice de la OC 35/2014(II) se establecen los criterios de empleo de estos sistemas. Sin embargo, en este artículo lo que se hace es recopilar lo ya tratado en los anteriores, es decir, que el Atenuador es preceptivo en bifurcaciones o divergencias no bien resueltas, y el Terminal cuando la finalización de las barreras o pretiles constituya un riesgo elevado.

Analizados los criterios que establece la OC 35/2014(II) se pone de manifiesto que existen al menos los siguientes puntos por resolver para el emplazamiento adecuado de este tipo de sistemas:

• Categoría de contención en el caso de Terminales según el riesgo de accidente. Tabla análoga al caso de barreras o pretiles.

• Nivel de comportamiento en el caso de los Atenuadores. Tabla análoga al caso de barreras o pretiles.

• Posicionamiento de estos sistemas en el caso de divergencias o bifurcaciones:

¿Se debe de respetar el arcén del tronco principal?
¿Se debe de respetar el arcén del ramal de salida?
¿Cuál es la zona franqueable antes del posicionamiento del sistema?
¿Qué ángulos de inclinación entre barrera y terminal o atenua- dor son aceptables?

• ¿En bifurcaciones se deben de emplear atenuadores, o terminales que si que cubren la unión con las barreras que protegen?

• En bifurcaciones con fuertes diferencias de rasante entre el tronco principal y el ramal de salida, ¿Cuándo se dispone de un único atenuador o se opta por pasar a dos terminales?

Los puntos que se terminan de exponer son una lista no exhaustiva de dudas que aparecen en el caso de emplear este tipo de sistemas. En el caso de que en un proyecto se opte por disponer uno de estos sistemas, es habitual que se le traslade al fabricante la decisión final de cómo encajarlo, sin embargo, ya se ha comentado anteriormente que tanto la normativa de trazado 3.1-IC(XIII), como la OC 35/2014(II) presentan una ausencia de criterios que son necesarios para encajar estas soluciones de la forma mas segura.

Conclusiones

En el presente artículo se ha tratado de poner de manifiesto el camino que queda por recorrer en materia de regulación del empleo de SCV. Desde la aparición de las normas que establecen las reglas para evaluar los distintos sistemas, se han establecido criterios de instalación - publicados con la OC 35/2014(II) - que han ayudado claramente a una mejora de la seguridad vial de la Red de Carreteras del Estado. Sin embargo, desde hace ya casi 10 años, no se han revisado estas recomendaciones de uso y por lo tanto no se han mejorado los puntos que pueden generar conflicto, como son por ejemplo el empleo de transiciones entre sistemas.

Sistemas de contención de vehículos como los Terminales de barreras o los Atenuadores de impacto, requieren de procedimientos más detallados de elección en cuanto al nivel de comportamiento o rendimiento, así como criterios específicos sobre el encaje de los mismos en la trazada de las carreteras.

El mercado globalizado no es ajeno al establecimiento de criterios de empleo e instalación de este tipo de sistemas que sí existen en otras administraciones como podría ser la americana o la especifica de otras administraciones de los Estados miembros de la Unión Europea, donde se han tomado regulaciones propias en esta materia.

Se concluye este artículo con el mensaje de que queda trabajo por hacer y que existen multitud de ejemplos en los que apoyarse para mejorar las guías y recomendaciones de las que se dispone en la actualidad.

La actualización de las guías y recomendaciones facilitará el trabajo a proyectistas y responsables de las distintas administraciones, sin olvidar el objetivo último de velar por mejorar la seguridad vial de nuestras carreteras.


Prevención de accidentes: La IA como herramienta para prevenir tragedias en la carretera

Problemática actual y necesidad de soluciones innovadoras

El aumento del tráfico y la complejidad de las interacciones en la vía han propiciado un escenario propenso a los accidentes en nuestras carreteras. Las soluciones tradicionales no son suficientes para abordar la seguridad vial de manera integral. Se requiere una transformación significativa que no solo aborde las consecuencias de los accidentes, sino que también prevenga su ocurrencia.

Innovaciones en IA para vehículos y la tecnología V2I

Los sistemas de asistencia a la conducción, la detección de colisiones y la conducción autónoma han surgido como elementos esenciales para mejorar la seguridad en las carreteras. La integración de la IA en los vehículos beneficia tanto a los conductores como a los peatones y ciclistas. Estas tecnologías trabajan de manera proactiva para prevenir accidentes y reducir el riesgo de colisiones y atropellos.

Los avances tecnológicos en los vehículos no se limitan solo a las capacidades autónomas o de asistencia a la conducción. También se están desarrollando sistemas de comunicación V2I (Vehicle-to-Infrastructure) que permiten una interacción más fluida entre los vehículos y la infraestructura vial.

Los sistemas V2I permiten que los vehículos se comuniquen con la infraestructura vial circundante, como semáforos, señales de tráfico y sistemas de gestión del tráfico. Esto significa que los conductores pueden recibir información en tiempo real sobre las condiciones de la carretera, como obras en curso, accidentes o congestión, lo que les permite tomar decisiones más informadas y seguras.

Además, los sistemas V2I pueden facilitar la implementación de tecnologías de gestión del tráfico más eficientes, como la coordinación de semáforos para reducir la congestión y mejorar el flujo de vehículos. También pueden ayudar a mejorar la seguridad vial al alertar a los conductores sobre situaciones de riesgo, como zonas de construcción o intersecciones peligrosas. Gracias a la IA, las compañías de automóviles pueden gestionar datos sobre carreteras, mejoras en los procesos de fabricación y mantenimiento, y estadística muy útil tanto para sus dispositivos cómo para las administraciones.

La necesidad de datos de IA para administradores y autoridades

La IA proporciona información valiosa sobre patrones de tráfico, puntos críticos de riesgo y comportamientos de conducción. Los datos en tiempo real son esenciales para desarrollar estrategias y políticas que mejoren la seguridad vial y reduzcan el número de accidentes. La colaboración entre la IA y las autoridades de tráfico es fundamental para implementar medidas efectivas que prevengan accidentes y salven vidas.

En la gestión de la seguridad vial, los datos son esenciales y la inteligencia artificial (IA) desempeña un papel crucial en su análisis. Aquí te explicamos cómo estos datos pueden ayudar a las administraciones y autoridades:

  1. Predicción de puntos de riesgo: La IA analiza datos históricos de accidentes y patrones de tráfico para identificar áreas con alta probabilidad de accidentes en el futuro. Esta información permite implementar medidas preventivas, como cambios en la señalización o mejoras en la infraestructura vial, para reducir el riesgo de accidentes en esos lugares críticos.
  2. Optimización del tráfico: Los datos recopilados a través de sensores de tráfico y sistemas de monitoreo alimentan algoritmos de IA que pueden predecir patrones de congestión y flujo de tráfico. Esto ayuda a ajustar la sincronización de los semáforos y desviar el tráfico hacia rutas alternativas, minimizando los embotellamientos y mejorando la eficiencia del transporte.
  3. Identificación de conductores de alto riesgo: La IA analiza datos de comportamiento de conducción para identificar conductores con hábitos de conducción riesgosos, como exceso de velocidad o distancia de seguimiento inadecuada. Esta información permite a las autoridades dirigir la aplicación de la ley hacia aquellos conductores que representan una mayor amenaza para la seguridad vial.
  4. Evaluación de medidas de seguridad: La recopilación de datos sobre la implementación de medidas de seguridad vial, como cambios en la señalización o nuevas regulaciones de velocidad, permite a las autoridades evaluar su efectividad. Mediante el análisis de cómo cambian los patrones de accidentes y de tráfico antes y después de la implementación de estas medidas, las autoridades pueden tomar decisiones informadas sobre dónde y cómo asignar recursos para mejorar la seguridad vial.

Ejemplo de digitalización de sistemas de seguridad vial mediante tecnología IoT - Metaurban® SMART

https://www.youtube.com/watch?v=jmbk6-aIfQk

La tecnología digital y de comunicaciones actual presenta suficiente madurez y economía de escala para diseñar soluciones específicas que doten de un valor añadido a los equipamientos de carreteras y de ámbito urbano. Su potencialidad es muy grande y variada, desde la captación de situaciones de riesgo en la calzada y su aviso en tiempo real a los usuarios, a la captación de eventos y datos útiles para la administración de cara a tomar mejores decisiones en la gestión de la movilidad. El pretil inteligente Metaurban® SMART, desarrollado y patentado por Metalesa, aúna las bondades clásicas de un sistema de contención homologado según la UNE EN1317 (que aporta seguridad vial de forma pasiva), con la tecnología PLUG&META® que proporciona un valor añadido en varios ámbitos:

  • Prevención de accidentes y atropellos.
  • Notificación automática en caso de que éstos sucedan.
  • Captura de datos y eventos como información útil.
  • Gestión remota de la señalización.

Su instalación en áreas urbanas y metropolitanas asegura la protección de peatones y ciclistas. Metaurban® SMART actúa como medida de seguridad vial activa, convirtiéndola en un componente esencial para un entorno vial más seguro.

El futuro de la seguridad vial: Protección y compromiso con los ciudadanos

La reducción de accidentes viales conduce a menos lesiones, menos congestión en las carreteras y un entorno vial más eficiente y tranquilo. Mejora la seguridad de los peatones y ciclistas, promoviendo un ambiente más seguro y sostenible para todos los usuarios de la vía.

El futuro de la seguridad vial depende de un compromiso colectivo para seguir avanzando en el desarrollo e implementación de soluciones innovadoras. La integración continua de la IA en nuestras carreteras, junto con soluciones como Metaurban® SMART, nos acercan a un escenario donde los accidentes de tráfico sean una preocupación del pasado.

 


Los cambios en la normativa sobre transiciones y terminales de barreras

Cuando se habla de sistemas de contención de vehículos, lo primero que se nos viene a la mente son las barreras de seguridad y los pretiles. Estos elementos lineales se instalan en los márgenes de las carreteras para evitar que los vehículos salgan de la vía y causen accidentes graves. Aunque los primeros que se nos vengan a la mente sean estos, también existen otros tipos de sistemas de contención de vehículos, como los atenuadores de impacto, las transiciones entre sistemas, los terminales de barreras, los tramos de barrera desmontables y los sistemas de protección de motoristas.

Todos estos sistemas están regulados por diferentes normativas europeas que establecen los requisitos que deben cumplir para ser clasificados en una de las categorías que contemplan dichas normativas. En el caso de las transiciones y los terminales de barreras, la norma de referencia es la UNE-ENV 1317-4:2002 y en este artículo os queremos hablar un poco más en detalle sobre los cambios que están por llegar.

Esta norma, que está vigente desde el 30 de abril del 2002, nunca ha sido armonizada por la UNE-EN 1317-5:2008+A2:2012. Esto significa que cualquier Transición o Terminal que cumplan los ensayos especificados en dicha norma serán aceptados, pero no tendrán el marcado CE. Por lo tanto, esta norma tiene un carácter voluntario y no existe un impulso claro por parte de las administraciones para exigir este tipo de productos evaluados bajo el amparo de esta norma.

Esta situación da lugar a que existan puntos en la Red de Carreteras del Estado que no estén bien resueltos y que puedan generar accidentes graves.

La necesidad de modificar esta normativa

El comité de normalización europeo “CEN/TC 226/WG 1 - Crash barriers, safety fences, guard rails and bridge parapets” se encarga de preparar normativas relativas al campo de los sistemas de contención de vehículos. De este comité cuelga directamente el comité CTN 135 Equipamiento para la señalización vial. SC1 Barreras de Seguridad, del que es miembro el equipo de Metalesa.

Desde hace años se viene trabajando en el seno del TC226 el modificar la normativa UNE-ENV 1317-4:2002 para de algún modo sacar del bloque normativo a los sistemas de contención de vehículos que regula. Sin embargo, hasta la fecha esta tarea no se había logrado con éxito al ser una labor compleja.

Las transiciones y terminales, por definición, se conectan a otros sistemas. Una transición es un tramo longitudinal que une dos sistemas, como barreras o pretiles, mediante piezas especiales que garantizan una transición lógica de rigideces. Un terminal de barrera es un sistema puntual, como un atenuador de impacto, que se conecta a una barrera o pretil. Por lo tanto, la evaluación de un terminal de barrera implica evaluar la unión entre la barrera o pretil y el terminal, lo que equivale a evaluar una transición entre sistemas, aunque uno de ellos no sea una barrera o pretil.

A la hora de armonizar estos sistemas bajo una misma norma hay un gran escalón que se debe superar: existen multitud de barreras, pretiles y Terminales en el mercado que, como hemos dicho anteriormente, cumplen con la normativa pero no disponen de marcado CE, lo que hace tremendamente complejo establecer unas reglas claras para evaluarlos y no limitar la libre competencia.

Nuevas regulaciones sobre transiciones y terminales de barrera en camino

Una vez entendida la variabilidad en este tipo de productos, se entiende lo complejo que es regularlos, sin embargo, el pasado mes de junio finalizó el plazo para efectuar votaciones en el TC226. En esta votación se examinaba la publicación de unos informes y especificaciones técnicas que establecen los métodos de evaluación de cada uno de estos sistemas por separado y se facilite a las administraciones el establecimiento de criterios para demandar las distintas prestaciones a los sistemas, desligándolos definitivamente del marcado CE.

Las nuevas regulaciones de estos sistemas quedarían de la siguiente manera:

  • Terminales de barreras, quedan regulados por la FprCEN/TS 1317-7. Se trata de una especificación técnica, por lo que cada 3 años se decide si se pasa a norma para ser armonizada y poder llegar a tener marcado CE.
  • Transiciones, quedan regulados por la FprCEN/TR 1317-10. En este caso se trata de un Informe técnico, es decir, no tiene que ser revisado en ningún momento, siendo una declaración de intenciones en lo que respecta a que las transiciones no van a tener marcado CE.

Con este cambio en el paradigma de las regulaciones de los Terminales de barreras y las Transiciones se da pie a que las administraciones ya no tengan que exigir un marcado CE que no se podía obtener, pues se deroga la UNE-ENV 1317-4:2002.

Finalmente cabe destacar que ahora es el turno de las administraciones para recoger el guante y establecer que ensayos o requisitos se le demanda a este tipo de productos para ser instalados en las carreteras que regulan. Algunas administraciones como la francesa ya han abanderado este cambio y tienen  requisitos alineados con las nuevas regulaciones.


valla de equipamiento ferroviario

La visera de protección de catenaria: garantizando la seguridad en la infraestructura ferroviaria

En el mundo del transporte y la movilidad, la seguridad es un factor clave. En el ámbito ferroviario, donde la electrificación es cada vez más común, la protección de la catenaria y el bienestar del personal son aspectos fundamentales. Es aquí donde entra en escena la visera de protección de catenaria, una solución que asegura el buen funcionamiento de la infraestructura ferroviaria. En este artículo, analizaremos en detalle cómo estas viseras son una pieza crucial en la prevención de accidentes y daños a la catenaria, y veremos ejemplos reales donde su implementación ha sido clave.

¿En qué consiste una visera de protección de catenaria?

La visera de protección de catenaria es una estructura ingeniosa y altamente efectiva, diseñada con el propósito de salvaguardar el sistema de cables eléctricos que conforman la catenaria en las vías ferroviarias electrificadas. Su diseño se asemeja a una visera o ala, y se coloca estratégicamente en la parte superior de la catenaria junto a pasos elevados o puentes, actuando como una sólida barrera de protección contra diversos elementos externos que podrían comprometer la seguridad del sistema y ocasionar interrupciones en el servicio ferroviario.

¿Cuál es su función principal?

La función principal de la visera de protección es salvaguardar la seguridad del tráfico ferroviario y prevenir daños a la catenaria. En Metalesa, somos conscientes de que al proteger los cables y conductores eléctricos de posibles impactos vandálicos o accidentales, se evitan accidentes y se garantiza un suministro eléctrico ininterrumpido para los trenes. Es por esto que disponemos de una amplia gama de equipamiento ferroviario con diferentes soluciones con las que poder asegurar tanto los elementos de las vías como de los usuarios de las líneas de comunicación.

Prevención de obstrucciones y riesgos externos

Otro aspecto crucial que aborda la visera de protección es la prevención de obstrucciones y riesgos causados por objetos externos. En ocasiones, ramas de árboles, desechos o incluso objetos arrojados accidentalmente desde el tablero del paso superior pueden caer sobre la catenaria, lo que podría ocasionar daños a los cables o, en el peor de los casos, generar accidentes ferroviarios. Con la visera de protección, se establece una barrera que evita que dichos elementos interfieran con el sistema eléctrico, manteniendo la integridad y la seguridad de la infraestructura ferroviaria.

Al implementar viseras de protección, los beneficios son múltiples. En primer lugar, se asegura la integridad del sistema de electrificación, minimizando las posibilidades de averías y reduciendo el tiempo de inactividad de la infraestructura ferroviaria.

Salvaguardia de la seguridad del personal y los usuarios del transporte ferroviario

La seguridad es siempre una prioridad en cualquier operación de transporte público. Al instalar viseras de protección de catenaria, se reducen los riesgos asociados con la exposición a elementos externos y se minimiza la posibilidad de accidentes causados por impactos accidentales o daños a la catenaria. Esto protege tanto al personal ferroviario como a los usuarios del servicio, asegurando un entorno seguro y confiable para todos. Cumpliendo así, de forma rigurosa, con las especificaciones establecidas por ADIF (Administrador de Infraestructuras Ferroviarias) con el fin de tener un control del comportamiento de los usuarios dentro de las instalaciones de transporte público garantizando, al máximo, la seguridad de los mismos.

Reducción de tiempos de inactividad

Gracias a la protección que brinda la visera de catenaria, los daños sobre los cables eléctricos se reducen significativamente. Como resultado, se disminuyen los tiempos de inactividad causados por reparaciones y reemplazos frecuentes, lo que contribuye a una mayor eficiencia en la operación del servicio ferroviario y a una reducción de costos a largo plazo.