El mantenimiento de las carreteras es un pilar fundamental para garantizar la movilidad y la seguridad de los usuarios. Sin embargo, el sector se enfrenta a un desafío estructural: la gestión de un patrimonio que, debido a un déficit de inversión acumulado, requiere intervenciones inmediatas.
Más allá de debates teóricos, la realidad operativa muestra que la gestión actual debe centrarse en la corrección de incidencias para asegurar la calidad de infraestructuras. Según la reciente Auditoría de la AEC, el deterioro de los elementos funcionales obliga a priorizar la reparación y reposición de activos para garantizar su funcionalidad y alargar el ciclo de vida producto.
A continuación, analizamos el estado actual de la red, y cómo la tecnología y el cumplimiento de la normativa seguridad vial son claves para la recuperación.
1. Análisis de situación: Impacto en los costes mantenimiento carretera
Los datos técnicos arrojan un escenario complejo. El déficit de inversión ha derivado en un envejecimiento acelerado de los equipamientos desplegados. Desde una perspectiva técnica, esto implica que gran parte de la infraestructura ha superado su vida útil óptima, y que no se puede esperar que opere con las prestaciones previstas.
Estudios del sector indican que posponer la intervención correctiva multiplica los costes futuros y afecta a la sostenibilidad vial. Una carretera sin un asfalto adecuado no solo es insegura, sino que incrementa el consumo de combustible de los vehículos, elevando la huella de carbono infraestructuras. Una carretera con marcas viales defectuosas y señalización vertical deteriorada perjudica la seguridad vial. Una carretera cuyos sistemas de contención están obsoletos y en mal estado, está menos preparada para ser una carretera que perdona vidas.
2. La base de la gestión eficiente: Inventario e inspección vial
En un entorno de recursos limitados, es indispensable contar con un inventario exhaustivo. No es viable planificar sin un conocimiento preciso de la realidad instalada. La tendencia hacia las Smart Roads comienza por digitalizar lo básico:
- Georreferenciación: Ubicación exacta de cada activo.
- Diagnóstico: Clasificar los elementos según su grado de deterioro.
- Datos: Utilizar Big data carreteras para priorizar actuaciones en función del riesgo técnico.
3. Áreas críticas de intervención técnica
La seguridad depende de la interacción correcta de todos los elementos. Las deficiencias detectadas requieren actuaciones específicas en cuatro grandes bloques, cumpliendo siempre con la certificación productos viales:
3.1. Pavimentos y firme. El firme es el elemento más expuesto. Un pavimento degradado reduce la adherencia y aumenta el riesgo de accidentes. Su reparación es prioritaria para restablecer la seguridad y la eficiencia del transporte.
3.2. Señalización vertical y seguridad vial activa. La señalización tiene una vida útil limitada. El cumplimiento de la normativa de visibilidad nocturna es crítico. La reposición debe asegurar los niveles de retrorreflectancia exigidos, garantizando que las señales sean visibles y legibles en cualquier condición, actuando como una verdadera infraestructura activa.
3.3. Marcas Viales (señalización horizontal). Las marcas viales son fundamentales para el conductor humano, especialmente en carreteras de ámbito regional, donde suele haber más curvas, no suele haber arcenes o señalizacion vertical ni alumbrado público. Además, incluso en carreteras de alta intensidad, son fundamentales para la movilidad conectada. Los sistemas de ayuda a la conducción (ADAS) dependen de líneas bien pintadas y mantenidas para operar correctamente.
3.4. Barreras de seguridad y sistemas de contención avanzados. Este es uno de los puntos más críticos. El parque actual de barreras metálicas y guardarraíles presenta desafíos importantes relacionados con su obsolescencia, falta de prestaciones, protección contra la corrosión y daños por impactos previos. En este sentido, y para garantizar la seguridad, es imperativo que cualquier sustitución o nueva instalación cumpla rigurosamente con la norma UNE EN 1317. Esto implica utilizar dispositivos de contención que hayan superado el ensayo impacto barreras correspondiente, asegurando que su comportamiento dinámico (anchura de trabajo y nivel de contención) es el adecuado para el tipo de vía. Además, es fundamental considerar la durabilidad estructuras metálicas mediante tratamientos como el galvanizado para resistir la intemperie.
4. Tecnología y sensorización vial
La industria avanza hacia soluciones de mantenimiento predictivo como con el uso de tecnologías de visión artificial (sea on board de un vehículo o desde el aire con drones), o el LiDAR, que permiten realizar una inspección vial a velocidad de tráfico, digitalizando el estado de los equipamientos a una altísima velocidad, con máxima precisión, y sin riesgo para los operarios.
Estas herramientas permiten a las administraciones evolucionar hacia una gestión más optimizada de los activos y del mantenimiento, basada en datos y diagnóstico real de los equipamientos desplegados, optimizando cada euro invertido en la recuperación de la carretera.
La mejora de la seguridad vial requiere afrontar con valentía y nuevas herramientas el déficit de conservación, de tal forma que cada euro invertido, sea útil. Sólo así será posible devolver a la infraestructura los estándares de calidad que la movilidad actual exige.